Monday, September 8, 2008

LENGUAS AÚN VIVAS.


La tierra de donde vengo tiene un idioma propio, la lengua de antes de que llegara la conquista por parte del hombre europeo. El guaraní es un dialecto rico y complejo, que trasciende las fronteras de tres países ( Paraguay, Argentina y Brasil).

Hace 500 años cuando el conquistador comenzó a alfabetizar a los indios guaraníes y comenzó a enseñarles a escribir en guaraní, (ya que era en sus orígenes una lengua ágrafa como por ejemplo lo era el vasco aquí en España), el proyecto de enriquecimiento del hombre a través de la fusión de culturas y diversidad de lenguas se derrumbó al desparecer las misiones jesuíticas de cuyos rastros de grandiosidad aún existen testimonios en el norte de Argentina en las provincias de Misiones y Corrientes.

La similaridad es notable de uno y otro lado del océano al ver que en la peninsula ibérica existe tambien una diversidad de lenguas que va mas allá de los limites de un país, que se extiende entre los pueblos creando lazos que dejan de lado las diferencias y unen a los países. Recorriendo el camino que va de Barcelona hacia los pirineos, se puede llegar a la Cerdanya (en la región llamada de la “Catalunya nord”), y recorriendo la montaña entrar en territorio francés, recorrer pueblos como Mont Luis, Villefranche de Conflent (recientemente declarada patrimonio mundial de la humanidad por la ÚNESCO) o la misma Perpignan y descubrir que en toda la región se erige la sanyera(bandera catalana), sin importar de que lado de los pirineos estemos. Lo mismo ocurre al desplazarse hacia Andorra, País que tiene su propia bandera, pero cuya lengua oficial es el catalán. Esta misma identidad lingüística se extiende dentro de la misma España hacia otras comunidades como la valenciana.

Fenómenos similares ocurren con el vasco (del lado español y el lado frances) y el gallego (del lado español y el lado portugués).

Viniendo de la tierra de donde vengo, tan orgullosa de si misma y con una identidad cultural tan fuerte como es la provincia de Corrientes en la republica Argentina, de quien se destaca siempre su devoción religiosa, su tributo a la bebida autóctona, el mate , su musica el chamamé y su raíz guaranítica, y de la que se cuentan anécdotas tan simpáticas como aquella de que al comenzar la guerra de Malvinas el gobernador de entonces pronunció la famosa frase: “si Argentina esta en guerra Corrientes la va ayudar” habida cuenta de que historicamente era considerada informalmente una “republica aparte”, es difícil obviar estas analogías.

En efecto, el guaraní se habla en tres países, pero a diferencia del catalán donde la raíz cultural ha prevalecido al punto de hoy considerarse a la nación catalana como una nación autónoma cada vez mas independiente y pujante, el guaraní ha sido reprimido y marginado.

El imperio que no pudo desterrar de su propio territorio lenguas como el Catalán o el Euskera consiguió, si, marginar una lengua tan rica como la Guaraní.

Hoy en día la globalización amenaza seriamente la permanencia de estas lenguas, y en nombre de la globalización con la bandera de progreso, la homogeneización cultural arrasa con las identidades regionales hasta el seno de la misma Europa. Un interesante articulo de Bernard cassen en el diario “Le Monde Diplomatique” así lo demuestra (ver articulo).

Tal vez la única solución sea que estas culturas, estas identidades que en todo el mundo están siendo amenazadas hagan causa común aprovechando la tecnología que hoy en día lo permite, para potenciarse entre sí superando este aspecto negativo del fenómeno de mundialización de las culturas imperantes.

Sería muy triste que, finalmente sea verdad la frase de Chomsky, aquella que dice que “la diferencia entre un dialecto y un idioma es que el idioma es una lengua que tiene detrás un ejercito que lo respalda”.

Preferible es apuntar a visiones mas amplias e inclusivas como la de José Saramago, quien propone ya en este siglo XXI la idea de integrar a pueblos hermanos como el Español y el Portugués en el concepto del país Iberolusitano.

OTRA EUROPA ES POSIBLE: la alternativa al atlantismo lingüístico

Por Bernard Cassen

José Luis Rodríguez Zapatero en su discurso de investidura del pasado 8 de abril, ha anunciado la aplicación de programas para mejorar el nivel de conocimiento del ingles de los alumnos españoles. Del ingles y de ninguna otra lengua. Se inscribe así en el marco de las políticas lingüísticas cuya caricatura nos la había proporcionado el anterior gobierno de Silvio Berlusconi que había decidido la obligatoriedad del inglés en la escuela primaria y permitido a las familias utilizar los horarios de segunda lengua en los colegios e institutos de enseñanza secundaria para el aprendizaje del inglés. El gobierno de Prodi Había derogado esta ultima medida pero tras los resultados de las recientes elecciones italianas podemos pensar que será restablecida por Il Cavaliere.

En Francia, el informe remitido al presidente de la republica Nicolas Sarkozy por Jacques Attali (antiguo consejero especial de François Mitterrand) preconiza, entre otras medidas, el desarrollo del ingles “de la enseñanza primaria a la superior, de la guardería a la investigación”.

Anticipandose a la puesta en marcha de las conclusiones de este informe, la ministra de enseñanza superior, Valérie Pécresse, pide que las universidades francesas realizen ya en ingles las enseñanzas de diferentes disciplinas en inglés lo mismo han hecho las autoridades de tres grandes países de la union europea que quieren orientar su sistema educativo hacia el “todo en inglés”.

Esta política no es solo antieuropea, sinó económicamente absurda. Es significativo que haya sido la propia Comisión Europea, poco sospechosa de hostilidad hacia el inglés, quien haya tenido que recordar ciertas decisiones ya tomadas e igualmente ciertas evidencias. Fue en Barcelona, en 2002, cuando el consejo europeo había decidido que cada estado miembro debería desarrollar la enseñanza de dos lenguas extranjeras, sin privilegiar ninguna. Esto es lo mínimo para promover el plurilingüismo oficialmente inscripto en los textos fundacionales de la Union Europea.

Contrariamente al mito según el cual el inglés sería la lengua única en los intercambios internacionales, la comisión acaba de señalar que las empresas europeas pierden muchos mercados de exportación porque no conocen las lenguas de sus clientes, quienes estan muy lejos de ser todos anglófonos. El antiguo canciller aleman Helmunt Schmidt ya hizo en los años 1970 esta apreciación de sentido común: “vendo en ingles, pero compro en aleman”. Sin hablar de razones culturales, el plurilingüismo debería imponerse en la enseñanza para obedecer a imperativos económicos.

Además, y contrariamente al dogma liberal de la competencia “libre y no falseada”, la utilización del ingles com unica lengua vehicular confiere una enorme ventaja no unicamente a los Estados Unidos, sinó también al Reino Unido que, según un estudio realizado por un universitario suizo, François Grin, ahorra de esta forma cada año 17.000 millones de euros.

Una medida por otra parte más inteligente, sin renunciar al inglés, sería dar prioridad a la enseñanza de la intercomprensión escrita y oral entre lenguas romances (castellano, catalán, francés, gallego, italiano, portugués, rumano) que permitiría, de entrada, a más de 200 millones de habitantes de la Union Europea comprenderse hablando o escribiendo cada uno en su propia lengua. Los métodos pedagógicos existen. No necesitan más que ponerse en marcha. ¿Qué gobierno será lo suficientemente europeo para romper con el atlantismo lingüístico?