Para todos mis más queridos amigos y familias, en Paraguay, España, Suecia y Argentina.
(Para Heber, Dana, Facu y Elías)
A raíz de la destitución del presidente electo de Paraguay,
Fernando Lugo, Latinoamérica se pone a reflexionar sobre el dolor que da cada
golpe que la democracia recibe. Un golpe de estado parlamentario gestado desde
un partido de derechas fundado por un dictador (El general Stroessner),
manipulando las leyes y utilizando como excusa una supuesta mayoría en las
cámaras, decide interrumpir el mandato de un presidente electo sin dejarle
opciones más que la de retirarse cuando sólo falta un año para que termine su
período de gobierno.
Del otro lado del océano en España, la corrupción de niveles
catastróficos y el DESGOBIERNO del partido actualmente en el poder -que
simplemente abre paso a los bancos expoliadores que llegan en nombre de la
“Europa Central” y los organismos de crédito como el FMI- hunden en la misera a
millones de desesperanzados ciudadanos.
La sensación es la de que siempre son los mismos los que
sufren las consecuencias: los más débiles, los desposeídos, los inmigrantes,
las minorías más expuestas.
Los zorros inteligentes, listos, brillantes, al comando de
empresas y bancos, laceran el tejido
social, descomponiéndolo, debilitándolo, como un organismo que se debilita y se
necrosa…hasta que se pudre.
Y el camino de regreso, de recuperación de esas heridas
sociales es muy largo, y no todos los países-organismos tienen capacidad de
cicatrización.
Y en este contexto internacional, una vez más vemos que la
luz está en LATINOAMÉRICA.
Si lo sabremos: ese año 2001 inolvidable en que Argentina
colapsó económicamente, ( en que se instaló la crisis económica más profunda de
la historia de ese país, de la que hemos conseguido con mucho sacrificio y 10
años de devenir, recuperarnos), es el molde en el que basaron la ingeniería
financiera que hoy está haciendo colapsar a todo un continente, en este caso
Europa.
Entonces, Heber (querido, apreciado, fraterno amigo,
excelente cardiólogo y filósofo ) se acuerda de mí, de las miles de horas
compartidas en Buenos Aires en aquellos años cuando hacíamos la residencia de
Cardiología, y me escribe un post en mi Facebook:
"como estas amigo, seguro te enteraste de todo lo que pasó en mi pais, triste y lamentabe...sin embargo, se esta despertando en mí y en muchas personas el compromiso de la resistencia... estamos del lado correcto, estamos luchando. Te escribo todo esto por que se como pensas y en que crees, y que entendes...te mando un gran abrazo.."
Es que el sabía, que cada día que ha pasado de las últimas
tres semanas, no he dejado de recordarlo, tanto a él como a muchos otros
queridos hermanos paraguayos con los que he compartido importantes y felices
momentos de mi vida.
Entonces recordé de repente la letra de una canción que
transformé en uno de mis Himnos: “El tiempo no para”. Una canción que como
muchas otras nos une como latinoamericanos cuyo autor, Cazuza fue uno de los
emblemas del pop brasileño durante los años 80, y que en Argentina se
inmortalizó con la versión que “la Bersuit Vergarabat” transformó en arte
urbano que los argentinos hemos tomado como bandera.
Creatividad, talento, imaginación y un corazón enorme, eso
es lo que ha hecho que los países de la américa del sur nos levantemos, y
defendamos nuestras democracias, defectuosas, tambaleantes, pero nuestras.
LATINOAMÉRICA, nos pegan, pero nos volvemos a poner de pié.
LATINOAMÉRICA, nos quieren dividir, pero nos juntamos y nos hermanamos.
LATINOAMÉRICA, hoy todos miran hacia tí y ven cómo te
agigantas.
LATINOAMÉRICA, hoy una canción te describe, alimenta tu
resistencia e inspira a otros…
EL TIEMPO
NO PARA